El recién electo Presidente de la República tendrá que sortear algunas dificultades políticas y económicas apenas iniciada su gestión. El primero es el tiempo, pues en un año y medio la administración tratará de resolver problemas que desgastaron y le costaron su salida a Guillermo Lasso. La inseguridad, empleo, salud pública y gobernanza, y en virtud de lo que se puede hacer con ellos, fungirán como medidores de gestión.

La inseguridad es el principal problema con el que tratará Noboa, misma que está entrelazada con el narcotráfico y el crimen organizado, generando una de las peores crisis nacionales en lo que va de la historia. En relación al primer semestre del 2022, ha existido un incremento del 66,41% en homicidios, y a todo esto se suma la crisis carcelaria, que ya ha cobrado la vida de 500 presos.

En relación a la gobernanza, Daniel Noboa asciende al poder sin un movimiento político fuerte, que no pudo alcanzar ni el 10% de representatividad en la Asamblea Nacional, lo que vuelve casi nula su influencia en el Legislativo. Ahora, Noboa deberá estructurar la estrategia más acertada para acercarse, negociar e incluso ceder espacios, y así poder gobernar a corto plazo. Para Noboa, la agenda Ejecutiva no deberá depender directamente del ánimo de la Asamblea, cuyos legisladores de seguro buscarán la reelección en 2025.

Aparte de lo político, Noboa también sufre de un problema de representatividad social, pues gran parte del porcentaje obtenido en segunda vuelta responde a una lógica anticorreísta, lógica que enmarca a un votante que no se ha esforzado por conocer sus propuestas y no sienten afinidad por el nuevo gobierno. Entonces, el reto consistirá en construir dicha cercanía, misma que le genere legitimidad y soporte su toma de decisiones. En este sentido, no es recomendable empezar con una consulta popular como se ofreció en campaña, pues en este contexto podría convertirse en un detonante a su capital político alcanzado en estas semanas.

Tal como menciona en su columna Santiago Basabe, experto analista político, para resolver esta falta de representatividad, el Gobierno deberá enlistar en su gabinete ministerial a la renovación y a la diversidad, mientras que se aleja de nombres que puedan vincularlo con la administración saliente. Noboa no deberá rodearse únicamente de élites económicas, deberá empoderar a la clase media en la toma de decisiones y rodearse de representantes de organizaciones sociales.

En el apartado económico, el principal desafío será sostener el elevado gasto público mientras se prevé una reducción de los ingresos petroleros. El país dejará de percibir cerca de $1.200 millones por el cierre del campo Yasuní ITT, mientras que aún es incalculable el gasto que podría dejar el Fenómeno del Niño; en conclusión, el Gobierno entrante deberá endeudarse más que en 2023. Para todo esto, la mejor alternativa que tiene Noboa es la renegociación de la deuda con multilaterales, buscando acceder a periodos de gracia y nuevos préstamos, pues emitir bonos en el mercado internacional sería demasiado caro, al menos con el Riesgo País actual.

Para la salud pública, y en especial la situación del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), se necesita una reforma legal que le brinde sostenibilidad. Desde febrero de este año, el Ministerio de Finanzas dejó de aportar el 40% para el pago de pensiones, obligando al IESS a tomar parte de sus ahorros administrados por el BIESS. Según el diario Primicias, con este ritmo para el año 2027 ya no habrá ahorros. Para Noboa será muy importante apoyar y solventar los temas que puedan generar un apoyo ciudadano inmediato, así como proyectar liderazgo y fuerza en la toma de decisiones, pues en tan poco tiempo y frente al contexto político actual, el ser tibio y soso podría agrietar su administración. Como lo menciona Basabe, el ser práctico y preciso le dará a Noboa el margen necesario y adecuado para gobernar, el no ceder muchos espacios y el representar a grupos más allá de su nicho de votantes, le permitirá pensar en una reelección y en resolver problemas más a largo plazo.