El cambio climático afecta de manera desproporcionada a los estratos más empobrecidos y vulnerables a nivel global, exacerbando las ya existentes brechas en nuestras sociedades contemporáneas. Según un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) basado en la investigación de Hoffmann (2021), se evidencia que los países, regiones y personas con menores recursos son más propensos a sufrir los impactos derivados del cambio climático y las catástrofes naturales.


En la Cuarta Reunión de la Conferencia Regional sobre Desarrollo Social de América Latina y el Caribe, celebrada virtualmente en 2021, se destaca la importancia de gestionar el riesgo ante desastres de carácter ambiental. Además, se resalta el interés primordial en fortalecer las capacidades de respuesta y la protección social, complementando la adaptación de procesos productivos e infraestructura pública. Del mismo modo, la investigación de Desfrancois Pierre (2019) en América Latina y el Caribe indica que los desastres naturales contribuyen al agravamiento de la desigualdad de ingresos en la región. Según el autor, un enfoque de panel que abarca catorce naciones latinoamericanas durante diecisiete años (2000-2017) respalda la conclusión de que los eventos catastróficos de origen natural inciden negativamente en el nivel de disparidad de ingresos en la región.


Para abordar estos desafíos, se propone la integración de sistemas de protección social y gestión del riesgo de desastres en un marco de pactos sociales y fiscales. Este enfoque tiene como objetivo garantizar la sostenibilidad financiera de los sistemas de protección social, promoviendo así un avance hacia un desarrollo social inclusivo, conforme lo planteado en la Cuarta Reunión de la Conferencia Regional sobre Desarrollo Social de América Latina y el Caribe en 2021.

Impacto de desastres ambientales en las comunidades vulnerables

Las personas en situación de vulnerabilidad, en particular mujeres y niños en situación de vulnerabilidad e insuficiente cumplimiento de sus derechos, presentan una mayor susceptibilidad a los efectos de desastres naturales como inundaciones, tormentas y sequías. Estos individuos enfrentan mayores riesgos de sufrir lesiones o perder la vida durante tales eventos debido a la carencia de infraestructuras resilientes y a su limitado acceso a recursos de emergencia. Asimismo, enfrentan obstáculos para garantizar el acceso a servicios básicos y la protección de sus derechos. La disparidad en el acceso a recursos y servicios de emergencia y recuperación puede intensificar las brechas socioeconómicas.


Los desastres también pueden provocar el desplazamiento forzado de numerosas personas, con la consiguiente pérdida de viviendas y actividades económicas en las áreas afectadas. Este fenómeno puede exacerbar la desigualdad al ejercer presión adicional en zonas ya afectadas y aisladas, dificultando la entrega de ayuda humanitaria y fracturando las redes de apoyo y cohesión social en las comunidades. Además, los desastres ambientales tienen impactos psicosociales significativos y consecuencias a largo plazo en la vida de quienes se encuentran en situación de vulnerabilidad, especialmente en niños, niñas, adolescentes y mujeres.


De manera análoga, los desastres derivados del cambio climático pueden intensificar las desigualdades sociales y económicas, ya que las personas vulnerables a menudo enfrentan mayores dificultades para recuperarse y reconstruir sus vidas. Estos desafíos pueden incluir la pérdida de empleo, la disminución de ingresos y la falta de acceso a oportunidades educativas y de salud. Para abordar estos retos, es imperativo implementar políticas y programas que fomenten la resiliencia, la protección social y la inclusión de todos los habitantes, especialmente de aquellos en situación de vulnerabilidad, en la gestión de desastres y en la planificación de la recuperación. Esto implica adoptar enfoques contextuales y continuos en territorios identificados como críticos frente a desastres inducidos por cambios climáticos, tales como:

  1. Prevención y preparación para desastres: Implementar políticas y programas de prevención, preparación y respuesta ante desastres en áreas vulnerables, incluyendo la promoción de la resiliencia y la adaptación a las condiciones climáticas cambiantes.
  2. Acceso a recursos y servicios de emergencia y recuperación: Garantizar el acceso a recursos básicos como agua potable, alimentos suficientes, atención médica y servicios de emergencia para las personas vulnerables antes, durante y después de un desastre.
  3. Reconstrucción resiliente y equitativa: Implementar políticas y programas de reconstrucción que promuevan la resiliencia y la equidad, incluyendo la reconstrucción de viviendas, la proporción de apoyo para el reinvento de la económica y la mejora de las infraestructuras públicas.
  4. Inclusión social y bienestar de las personas vulnerables: Implementar políticas públicas que promuevan la inclusión social, la igualdad de género y el bienestar de las personas vulnerables, incluyendo programas de educación, formación profesional y apoyo psicosocial.
  5. Reducción de la desigualdad y promoción de la equidad: Implementar políticas públicas que aborden las causas fundamentales de la desigualdad y la vulnerabilidad, como la promoción de la equidad en la distribución de recursos y oportunidades, y la reducción de las desigualdades en el acceso a servicios públicos y de emergencia. (Cuarta Reunión de la Conferencia Regional sobre Desarrollo Social de América Latina y el Caribe, 2021).

Con el fin de asegurar la mejora de las condiciones de las personas en situación de vulnerabilidad a través de la planificación e implementación de políticas ante desastres, es crucial llevar a cabo dicho proceso de manera colaborativa entre los miembros de la comunidad, instituciones estatales y no gubernamentales. La cooperación entre estas entidades se traduciría en una planificación conjunta de acciones que aborden aspectos económicos y territoriales, considerando cuidadosamente los contextos particulares de los territorios, incluyendo su cultura y costumbres. Así, las intervenciones no solo se enfocarían en las necesidades inmediatas frente a desastres, sino que también comprenderían las necesidades específicas más amplias de la población en dichos territorios.


En virtud de lo anterior, la complejidad inherente a la relación entre desastres ambientales y desigualdades sociales demanda soluciones integrales y políticas públicas inclusivas y equitativas. Afrontar este desafío es esencial para salvaguardar el bienestar y la resiliencia de las comunidades más vulnerables ante los impactos derivados de los desastres ambientales y climáticos.

Bibliografía:

Hoffmann, B. (2021, abril 30). Cómo el cambio climático empeora la pobreza y la desigualdad. Ideas que Cuentan. https://blogs.iadb.org/ideas-que-cuentan/es/como-el-cambio-climatico-empeora-la-pobreza-y-la-desigualdad/
Cuarta Reunión de la Conferencia Regional sobre Desarrollo Social de América Latina y el Caribe, C. R. (2021). Hacia sistemas de protección social universales, integrales, resilientes y sostenibles en América Latina y el Caribe. Cepal.org. Recuperado el 12 de enero de 2024, de https://repositorio.cepal.org/server/api/core/bitstreams/dd010520-af35-4c2d-b8c7-5c4fb869ca6b/content
Pierre, D. (2019). Desastres naturales y desigualdad: evidencia en América Latina y El Caribe. Boletín De Coyuntura, (20), 4–8. https://doi.org/10.31243/bcoyu.20.2019.684